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04/08/2011

Alexy e o Patrulhamento Divino. Garcia Amado


A notícia: http://garciamado.blogspot.com/2011/08/nuevo-esperpento-academico-el-rectorado.html

O texto é do Prof. García Amado noticiando o caso, com uma reflexão interessante.


EL RECTORADO DE LA UPB CANCELA EL NOMBRAMIENTO DE ROBERT ALEXY COMO DOCTOR HONORIS CAUSA


El profesor y jurista alemán Robert Alexy iba a ser investido en octubre próximo doctor honoris causa por la colombiana Universidad Pontificia Bolivariana, que tiene su sede principal en Medellín. El acto estaba previsto en Cartagena de Indias y se habían organizado grandes fastos académicos. La lista de conferenciantesinvitados para la ocasión, tanto colombianos como de otros países, España incluida, era realmente excelente, se avecinaba un encuentro pocas veces visto por aquellos pagos, y en muchos otros. Parece que la mencionada Universidad pensaba echar el resto en un acto que, sin la más mínima duda, supondría una buena publicidad y una extraordinaria promoción. 

Esta mañana han comenzado a llegarme correos electrónicos de Colombia y me he enterado de que el rector ha suspendido el evento. Me he puesto a hurgar en internet y a averiguar un poco más y estos que relato a continuación son los datos que tengo en este instante. Seguro que me faltan unos cuantos.
Con fecha de 23 de julio, un profesor se la Facultad de Derecho de la mencionada universidad dirige al rector una carta en la que protesta porque se otorgue el doctorado honorífico a Robert Alexy. En esa carta, por cierto, hay unos cuantos errores ortográficos y el nombre del profesor alemán se escribe varias veces de modo incorrecto. Se expone ahí que la teoría de Alexy sobre las normas iusfundamentales como principios y sobre la ponderación como método para solucionar jurisprudencialmente los conflictos entre principios constitucionales fue empleada en su día por la Corte Constitucional de Colombia, en su sentencia C-355/06, para considerar constitucional la despenalización del aborto en determinados supuestos. Esto le parece indignante al agudo profesor y razón sobrada para no homenajear a Alexy, pues, al parecer, Alexy y sus seguidores “centran su discurso en la mera racionalidad sin ningún recato por la Ley Eterna”. Va de suyo, pues, que entre Ley Eterna y racionalidad hay una colisión que debe resolverse a favor de la segunda, como mandan los cánones, concretamente los cánones eclesiásticos. Seguidamente el redactor intrépido le formula al rector unas cuantas preguntas"¿No debería una universidad Pontificia enaltecer mas bien el concepto de derecho natural y moral prescrito por Aristóteles y Santo Tomás? En vez de hacérsele un reconocimiento al profesor Alexy, por qué no se ha traído y enaltecido mas bien a los grandes filósofos del derecho católicos cómo: Javier Hervada de la Universidad de Navarra, o John Finnis de la Universidad de Oxford, o Carlos Massini Correas de la Universidad de Mendoza? ¿Por qué no se enseñan en nuestra facultad a los grandes filósofos del derecho católicos contemporáneos como: Rodolfo Vigo, Georges Kalinowski, Sergio Cotta, Michel Villey, con la misma intensidad con que se ha enseñado a Alexy, Habermas, etc…?”. Pobre Aristóteles, por cierto.


Tiene su buena miga el asunto, pues en el fondo late la interesante cuestión de si no debería ser plenamente confesional la enseñanza de la Teoría y Filosofía del Derecho en una universidad eclesiástica. ¿Sería ese un argumento para desterrar de las universidades públicas de un Estado no confesional la exposición de los juristas que profesan el iusnaturalismo católico y andan a vueltas eternamente con la Ley Eterna? Habría que meditarlo.


Con fecha de 29 de julio, el rector de la Universidad Pontificia Bolivariana remite a la decana de la Escuela de Derecho y Ciencias Políticas una carta en la que le da cuenta de su decisión de cancelar el evento de Cartagena en honor de Alexy. En esa carta figura el siguiente párrafo, muy jugoso: “No deja de sorprenderme el silencio de su parte acerca de la orientación y énfasis que algunos de los ponentes, abiertamente, hacen en pro del aborto. En lo que he evidenciado hasta ahora, cinco de los ponentes tienen esta clara posición, incluso algunos de ellos, con posturas radicales públicas en contra del las orientaciones del Magisterio de la Iglesia respecto a la defensa de la vida humana en todas las etapas de su desarrollo”. La propuesta para hacer doctor honoris causa a Alexy había sido aprobada por unanimidad por el Consejo Académico de la Universidad.


Por lo que consta en el programa, los ponentes iban a ser veintiuno y, por lo que de muchos de ellos conozco, los había de muy distintas orientaciones doctrinales e ideológicas. Más de uno podría haber usado su tribuna para defender el iusnaturalismo cristiano frente a las acechanzas de los autores modernos. 


Ayer mismo renunció la Decana, María Cristina Gómez Isaza, con quien, por cierto, mantengo vieja amistad. No la tengo por agente infiltrado desde las filas del positivismo ateo. Ignoro si alguno de los promotores principales del evento habrá dimitido también de sus puestos o cargos o si pensará hacerlo estos días.


Hace un par de años fui invitado por María Cristina Gómez a impartir un pequeño curso en aquella Facultad y he de decir que el ambiente académico era estimulante y que en ningún momento aprecié ni el más leve indicio de falta de libertad o amago de censura. Defendí a mi manera el positivismo jurídico, critiqué también un rato la obra de Alexy, que no es precisamente ni positivista, y disfruté con los buenos debates. 


Hasta ahí lo que hasta el momento he sabido de tan penoso incidente. Antes de pasar a algunas reflexiones de otro tipo, me permito el atrevimiento de reproducir lo que hace ya algún tiempo me habían ido contando algunos de los impulsores de la invitación a Alexy. Éste es uno de los más importantes e influyentes teóricos y filósofos del Derecho europeos de la actualidad, puede que el más relevante de todos. Que un servidor discrepe de buena parte de sus tesis ni quita ni pone para reconocerle su valía y su alta consideración en la doctrina del presente. 


Había, pues, enorme interés en volver a llevar a Alexy a Colombia y se movieron los hilos en la citada universidad. A la invitación que se le cursó respondió Alexy, según mis informantes, con dos peticiones: que se le diera el doctorado honoris causa y que el acto correspondiente tuviera lugar en Cartagena de Indias. Ambas condiciones fueron aceptadas. Merecidos son, sin duda, los dos detalles y, por otro lado, contra el vicio de invitar está la virtud de pedir. Pedid y se os dará.


Vayamos con un par de reflexiones breves. La primera, bien obvia y merecedora de pocas líneas, sirve para resaltar la ignorancia y el extraño modo de razonar de la autoridad académica y de los que pusieron el grito en el cielo, justamente en el cielo. Cuando se refieren a las tesis de Alexy creo que no saben de lo que hablan. Alexy, por lo que sé, es una persona fuertemente religiosa, si bien de ortodoxia protestante, aunque no hace profesión de su credo en sus escritos. En cuanto a su obra, es pieza esencial en el actual reverdecimiento del antipositivismo jurídico y en la afirmación de la inescindible unión entre Derecho y moral, aun cuando su inspiración está más en el segundo Radbruch que en el iusnaturalismo tradicional. Pero, sea como sea, el diálogo intelectual y académico entre iusnaturalistas, católicos o no, y Alexy es perfectamente viable, fácil incluso, pues la cercanía ahí es mayor que la que habría con un positivista de corte kelseninano o hartiano, por ejemplo. O eso me parece a mí honestamente. 


Que la idea de los derechos fundamentales como principios y de la ponderación como guía de la decisión que aplique las normas iusfundamentales al conflicto entre derechos haya sido empleada por la Corte Constitucional colombiana para justificar la constitucionalidad del aborto nada tiene de particular. Idénticamente la podrían haber usado para fundamentar la decisión opuesta. En mi modestas críticas a la teoría de las normas de Alexy, con su división entre reglas de validez estricta, principios y reglas “normales”, ese es un elemento clave, la sospecha de que o bien se presupone como base un objetivismo moral fuerte, como pueda ser, entre otros, el del iusnaturalismo, o bien se queda en un cascarón vacío que se puede rellenar por cada tribunal con el contenido que se quiera, de modo que la catalogación de una norma como principio o regla (normal o de validez estricta), primero, y la ponderación, después, acaban valiendo nada más que para disfrazar de conocimiento objetivo el puro decisionismo y para dar apariencia de determinación por valores constitucionales a lo que no son más que meras preferencias personales del intérprete constitucional de turno.

Un católico iusnaturalista y un positivista escéptico en materia de razón práctica pueden por igual estar de acuerdo en que las normas que vengan al caso (o se traigan a él) son principios y en que ponderarlos es la mejor manera de alcanzar la decisión más correcta. Sólo que cada uno asignará, a su criterio, los pesos y, por tanto, en un caso mínimamente difícil o moralmente comprometido nunca se pondrán de acuerdo. A muchos doctrinantes católicos y iusnaturalistas les encanta también la teoría de Alexy, pues ven en ella perfecto recurso para ponerle al legislador la moral cristiana como límite, aunque sea camuflada de moral constitucional. Si los magistrados de la Corte Constitucional hubieran sido en su mayoría iusnaturalistas y hubieran ponderado contra la constitucionalidad del aborto voluntario en cualquier caso, ¿seguiría pensando algún rector que se trata de una orientación perniciosa y opuesta al magisterio de la Iglesia?

Así avanza la ciencia en algunas instituciones: hacia atrás. Pero bien está que cada tanto nos apercibamos de que el viejo conflicto entre el dogma eclesiástico y la razón científica no está tan superado como parece. Quitarse las caretas no es hipocresía. Lo hipócrita es llevarlas puestas. Que cada palo aguante su vela, sea una vela marinera o de las que se llevan en las procesiones. Es el andar haciéndose ilusiones infundadas lo que a la postre nos sume en la melancolía. Y melancólico se puede quedar el rector de la Pontificia Bolivariana cuando alguien le explique, si es que se lo explican, que son los de su propia cuerda los que le han metido un gol con la mano, aunque sea la mano de Dios, como cuando Maradona.
posted by Garciamado at miércoles, agosto 03, 2011

Um comentário:

  1. Alexandre, gosto cada vez mais do teu blog. Na minha preguiça intelectual de procurar novidades jurídicas, acho, aqui, um local para me por a par dos "acontecimentos do mundo jurídico". Apesar da minha dificuldade em entender espanhol (levou um tempinho pra "digerir" o texto todo), achei muito interessante a opinião do Prof. García Amado. Me conforta saber que não sou só eu que penso que o direito pode ser manipulado da forma que se bem entende (estou exagerando um pouco, mas quem não faz isso?). Talvez esse seja justamente o perigo...
    Abraço, Farah.

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